Saturday 3 November 2007

LA III CUMBRE DE LAIBACH CONFIRMA LA UNIDAD GERMANICA ANTE LA CRECIENTE MAREA ESLAVA



LAIBACH - Con gran pompa y ceremonia ha concluído esta semana el Encuentro entre el Emperador Francisco José de Habsburgo y el Canciller Bernhard von Bülow en la ciudad Austro-Húngara de Laibach.

Su Majestad Imperial, que ha asistido al Encuentro acompañado de su augusta Esposa y una nutrida representación de la corte y los generales del Estado Mayor Austro-Hungaro, ha tenido ocasion de visitar los más pintorescos parajes de las Provincias Ilíricas. Tras leer un Mensaje Conjunto por la Unidad Germánica en la Plaza del Congreso de Laibach, ambos Dignatarios y sus séquitos se dirigieron a la Fortaleza de Velden, donde se alojaron Sus Majestades Imperiales, y debatieron largo y tendido sobre la tensísima situación política, que se ha visto agravada con el reciente avance ruso hacia el corazon del Continente (culpable que 1904 pase a la historia del Reich como el "Año del Desastre").

El Encuentro ha despertado el entusiasmo de las gentes de ambos imperios, unidas en el fervor germánico ante la creciente amenaza rusa, y se calcula que cientos de miles han peregrinado a la modesta capital provincial para admirar la fastuosa pompa de la Corte de los Habsburgo y el esplendor de los desfiles militares de la Casa de Prusia. La ciudad se ha visto colapsada por la afluencia de súbditos de ambas naciones (y de sus Territorios Asociados, como Holanda), algunos de los cuales han seguido repetidamente los pasos de la comitiva imperial con la esperanza de vislumbrar a los Ilustres Dignatarios. A título de anécdota, una mujer holandesa ha seguido cada paso de la Comitiva durante los tres dias, agradeciendo profusamente al Canciller el progreso y la paz que Alemania ha traído a los otrora anárquicos países Bajos. Igualmente, tres viajeros que dijeron venir de los dominios franceses en España, expresaron al Canciller su deseo de disfrutar de un gobierno ilustrado y moderno como el alemán.

Su Majestad y el Canciller von Bülow han debatido largo y tendido sobre la "cuestión Rusa" (cuya traición a Alemania es ya un secreto a voces en las calles del Reich), que se rumorea ha acarreado un gran desgaste político al Canciller y le ha enemistado con elementos de la Corte cercanos a Su Majestad Imperial. Durante tres dias, von Bülow y el Emperador han debatido cuestiones de política y estrategia conjunta hasta altas horas de la madrugada. Ambos Dignatarios han coincidido en que "las actuales y futiles rencillas deben ser dejadas de lado para enfrentarnos al enemigo común", que varios prestigiosos analistas han interpretado como una petición de armisticio a Francia e Inglaterra.

La Cumbre vivió su momento más emotivo el domingo, segundo día de la Cumbre. Ese día, las proclamas solemnes y la gran estrategia dieron paso al lado humano de la guerra cuando, después de los discursos de Unidad del Emperador y el Canciller, subió a la tarima un grupo de refugiados Alemanes de Noruega y Dinamarca, cuyo escalofriante relato de los horrores de la ocupación rusa commovió a todos los asistentes. "Esto es por lo que luchamos", repitió el Emperador en repetidas ocasiones a un emocionado von Bülow, quien asintió enfáticamente mientras escuchaba a los refugiados.

La Cumbre, calificada por los asistentes de "éxito clamoroso" se vió empañado únicamente por la insistente lluvia que acompañó a la Augusta Pareja Imperial durante dos de los tres dias que duró el evento, y por las inexplicables demoras de los carruajes que formaban la comitiva de Dignatarios. Dichas deficiencias, inauditas en un Evento de éstas características, han sido atribuídas por el Gabiente del Canciller a "la Presencia de Saboteadores y Malos Alemanes, cuya Perfidia Sediciosa es Responsable de los recientes y lamentables Sucesos", en clara referencia al avance ruso en el Frente Norte. Varios cocheros y responsables de los carruajes de la Cancillería han sido ya ejecutados; la mayoria han sido enviados a la Prision Imperial en la isla de Heligoland con duras penas por "traición y sedición", y uno de ellos fue linchado por una multitud furiosa a los gritos de "Traidor!" "Zarista!" y "Vuélvete a Rusia!".

Desde que asumió la Cancillería, von Bülow ha recibido en Laibach al Gran Visir del Imperio Otomano Halil
Rifat Pasha junto con una delegacion de observadores suizos; a Ivan Nikolayevich Durnovo, Primer Ministro del Zar de las Rusias, y ahora al Monarca Austro-Húngaro. Portavoces de la Cancilleria han descartado la convocatoria de nuevos encuentros cara a cara en Laibach en un futuro cercano, aunque fuentes de toda solvencia han revelado a éste Diario que, tras una pausa en la actividad diplomática Alemana tras la crisis danesa y los subsecuentes reajustes en los cuadros superiores del Gobierno, los telégrafos de la Cancillería han retomado la frenética actividad de costumbre.

Al cierre de esta Edicion, rumores sin confirmar sugieren la existencia de Encuentros ultrasecretos del Canciller von Bülow con Emile Loubet, Presidente de la República Francesa, y Lord Salisbury, Primer Ministro del Reino Unido.

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